lunes, 20 de diciembre de 2010

Párpados cansados


Imaginé una vez
sabes, ser el rey y darle un nombre a mi nación,
pertenecer al reino de pequeñas criaturas.

Ser el escudo y la lanza, en aquellos que intentaban rezar en vano.

El credo fiel de sus mentes
el justo de sus pecados...

Por ellos, por el reino y por las sombras de los nombres que aún no he conocido.

Abandono mi cuerpo idealizado y
acepto decidido a poseer el elogio de ser el reptil por siete años,
cruzando por las noches entre las extrañas apariencias que fingían ser mis antiguos dueños de mis caravanas nocturnas.

Únicamente para ser luego el afortunado juez de mi propia condena.

El filo de una nota, concluirá mi destino.

Pero prefiero aun permanecer en tu exclusión y ser el prisionero de tus nutridas y calladas noches.
Para solo sentir el entusiasmo de enseñarte mi firmamento inmaculado...
El sigilo de un condenado, con los párpados cansados.

Todavía estoy
protégeme
confío en ti.

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