Y sus brazos me apilan amor.
Se revuelca y me recita despiadadamente
La historia de cómo el cielo se cubrió de pequeñas nubes.
Interior
Pasaje de transeúntes
que navegan en direcciones alocadas.
Las astillas de mi cabeza que de a ratos,
se divide de a pares
Y llora.
Las provocadas líneas
se someten a la intemperie del caluroso sol.
Mi cabeza
otra vez de a ratos
Se olvida dividirse.
Los cuerpos pegajosos
Bailan en la centena.
Esculpidas son las manos
de la princesa que atormenta
al negro esclavo, porque sufre con correr
del bravo río. Con una delicada sonrisa.
Hijas del norte
Vengan, sí!
Caminemos por el costado
de la prudencia.
Admiremos el vuelo del pudor domesticado.
Aquel que les conducirá por el extremo
de la locura, los dientes sabores del alma.
Ella fue temerosa a la hora de acostarse con la bestia.
Origen de sus ideas
que corrían por sus venas.
Se escuchaba
el recuerdo del peligroso
sonido del silencio.
Ciego a la realidad.
El ángulo no me permite ver
ni la perspectiva de tu mentira.
No se deja
ver.
Solo mis ojos te quieren ver.
No existe en mi mente
las pinturas de tu espiritualidad.
Nadie es catalizador de mi impaciencia.
Ni menos auxiliares de la ausencia.
El felino ataca a su presa
rodeándolo con su simpática locura.
Blondie
La presa lo sabe desde que le envidió a su moderno miedo
el arma del hombre.
El mismo que sale de su caverna
no por curioso sino por su mera antipatía.
Su prolongadas sonrisas se arrugaron al salir.
Solo por haber mirado mas allá de la orilla de sus destino.
No hay cruza sin barrera
el hombre choca con su propio espejo historial.
La luz pálida babea con espanto
sobre las colonias de sus aromas.
Echadas todas las noches,
sobre un jardín florido.
Intriga
Noche
Insana
La negra espesura de sus ojos.
Se envuelve con el llanto de su pesada tela púrpura.
A saber que es la vieja
campana del Edén
Quien hechizó
de pecados y sombras.
Justa
Meta
que no recuerda
que no piensa como espacio.
Blanco
Marfil
Extrañas
Bestias
Que bailan con belleza.
Fácil la caída
de las viñas que caen
como cura de su sequía.
Embriagados
el grupo de nómades
centinelas...
Payasos
que ríen
en mi cuerpo.
Instinto de maldad
que me hacen cosquillas.
Yo sufro y el orificio de la cueva
se cubre con las plumas de la muerte.
Los ríos conducen a la buena nueva.
Cuando se perfilan con determinada lentitud.
Sus colores diáfanos hacen estremecer a la ciudad vecina.
Del pozo nace el quejido del ser.
De sus manos
el cristal quebrado.
Cientos
de miradas ocultas
se masturban
con sus movimientos lunares.
Desprecian
el suspiro en el hotel
abundan las fotos de su víctima.
En llamas.
En lo alto de la colina
se divisa
ese faro de tertulias.
Radio
Autos
Desfilando por la dirección
contraria
Oh, si!
Las Luces borrachas
que acarician centelleado
el cielo de puntos blancos.
El camino
de alquitrán que queman
Los pies de dios.
Las venas
verdes
que asoman por debajo de su piel
escamosa.
Vieja
Ella se muere de frío
Hastíos
de moscas que merodean
alrededor de su víctima.
El felino
acaba
de visualizar a su nueva presa.
Ella, Joven
y bella..
¿Si tu fueras catador de su inocente mirada
no la provocarías con tu seducción de principiante?
Círculos
de fuego en las prosas
de un abate en su celda.
Barcos amarrados.
Fantasmas
que se aburren
por no tener el valor de mirarse
De otra manera
El universo
Se calla
y se rodea de gente anónima.
Se alimenta apresuradamente
devorando con delicadeza
el manjar de un banquete vacío.
Entre el cañaveral del sudor golpeado.
Las puntas de sus dientes
marcan las horas
pálidas de mi partida.
El hombre
viaja en quimeras cenizas.
El furgón avanza...
Atención,
Atención,
Atención!
Para!
La visita extraña acaba de entrar.
La mesa, esta puesta, la vajilla se divisa desde muy lejos
el vuelo de la mariposa anuncia el silencio.
Vamos,
Vamos, siéntate!
El primer plato esta servido,
aún esta caliente, esperando la alegría de tu boca.
Las cabeceras ocupadas
en la mesa somos dos.
El ruido de los cubiertos chocando con horror.
La sed corre por los ríos de sus labios.
Ella me quiere
Ella me odia
Ella se aleja
se escapa, es libre!
Salvación
Solo el ruido de los cubiertos chocando con horror
se torna pesado las luces de las velas.
Era una invitación de esos extraños días.
Ah, solo la mire,
la admire y me calle.